El libro, ese enemigo

Escrito el 22/04/2024
José Campanario

Ya va siendo hora de poner en solfa la manoseada frase «El libro es el mejor amigo». Es la mayor falacia que se ha podido promover. Y lo grave es que este engaño, promovido por mentes obtusas que tan sólo han buscado confundir a las personas de buena fe, viene desde muchos años atrás. ¡Es urgente acabar con esa invención!

La recién creada Liga Internacional del Odio al Libro, está promoviendo una cruzada para desmontar el mito del «libro amigo». Cualquier ayuda será bien recibida, aunque ya hay autores muy importantes en la labor. No se puede permitir que desde la infancia se adoctrine a los niños con las falsas promesas de que el libro es un amigo que siempre espera.

Va siendo hora de eliminar imposiciones mentales como que ayudan a formar el pensamiento, que leyendo se crea la persona sus propios criterios, que el espíritu crítico se forma contrastando ideas, que leer desemboca en la formación de opiniones propias, que las ideas de los autores ayudan a establecer anchura de miras en los lectores, que la lectura enriquece el lenguaje y enseña a escribir con soltura, además de mejorar la comunicación entre los humanos… En La Liga del Odio al Libro se establecen los paradigmas adecuados: ¿para qué sirve tener espíritu crítico, ni ideas u opiniones propias? ¿De qué vale la anchura de miras o enriquecer el lenguaje, o simplemente mejorar la escritura y la comunicación humanas? ¡Eso está muy anticuado! Hoy los nuevos estilos de vida van por otros derroteros. La evolución y el progreso es tener un móvil en las manos, una consola o cualquier otro aparato electrónico que te diga lo que tienes que hacer y ahorrar el esfuerzo que supone pensar porque, afortunadamente, ya otros piensan por ti. Cada vez más, vemos cómo hay grupos de personas, gozando de su individualismo, mirando la pantalla y olvidándose de que hay a su lado alguien más.

Algunos dinosaurios de la literatura se atrevieron a elucubrar sobre la utilidad de los libros. Por ejemplo, Joseph Conrad, en un ataque de sinceridad, dijo que «El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector». O sea que, como poco, la mitad del mérito de un libro es del lector. Lo que demuestra que no son tan importantes los autores.

Eso de vivir mundos irreales con la lectura, es una auténtica quimera. Porque si las hojas de un libro son de papel y están impresas con letras que componen el relato, ¿qué mundo irreal hay? No se puede proponer como praxis lo que no existe en la realidad pretendiendo que se pueda vivir un ensueño; eso lo entendieron muy bien, y lo dejaron meridianamente claro, los empiristas. No pretendamos hacer realidad las fantasías.

Categórica y edificante la conclusión de Groucho Marx en la presentación de un libro de humor: «Desde el momento en que cogí su libro (se dirige al autor del libro) me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo».

José Campanario

PD: Como comprenderá amigo lector, esto no es más que un ejercicio de ironía, ya que el autor de las líneas precedentes, piensa exactamente lo contrario de lo que se recoge en ellas. Por cierto, no existe esa Liga Internacional del Odio al Libro, al menos que sepa este autor, aunque como indica el dicho: «la realidad supera a la ficción». O sea, que todo es posible porque la estupidez humana no tiene límites.

¡Feliz 23 de Abril, día Internacional del Libro!