Paraguas contra misiles

Escrito el 18/03/2024
Manuel López Hueso

Uso como regla escribir los artículos con más de una semana de antelación, de hecho ya tenía casi acabada la columna que iba a ir en lugar de esta, pero una noticia me llamó la atención. Pedro Sánchez se compromete que España reconozca el Estado Palestino. Una buena noticia, sobre todo para el pueblo palestino. Y, ¿qué es eso del pueblo palestino? Bien, toca resumir un poco todo. Ponerse cómodos, que igual me voy por la tangente.

Ya en la Biblia, se nos habla de Palestina como la tierra de los filisteos. Recibió varios nombres, Canaan, Israel… hasta que el emperador romano Adriano mandase legiones para sofocar la revuelta comandada por Simón Bar Kojba.

En tiempos de las cruzadas tomó gran protagonismo al ser parte del Reino de Jerusalén. Conseguir esa plaza era vital para moros y cristianos.

Más tarde, llegarían los turcos y conquistarían la zona, incluyéndola en la Siria otomana durante al menos cuatro siglos hasta la Primera Guerra Mundial. En 1916 Gran Bretaña se asentaría en los dominios conquistándolos para, una vez acabada la guerra en 1918, partir el territorio turco y crear así una especia de protectorado en Palestina. La Sociedad de Naciones dio el mando a los ingleses.

Los judíos desde siempre habían adquirido poder, sobre todo económico. Para acercarse a estos, los británicos tuvieron que hacerle un poco la pelota, así pues, el 2 de noviembre de 1917, los ingleses declararon que el pueblo judío debería tener un lugar para sí en esos territorios. Es lo que se conoce en la historia como la declaración Balfour, ya que fue firmada por el primer ministro inglés Arthur James Balfour.

El político británico fue listo. En vez de usar la expresión Estado, puso en la declaración la frase «Hogar Nacional». Para existir un Estado como tal debe de haber mayoría judía en la zona, cosa que de momento era difícil. Los británicos negaron la palabra estado por décadas, pero su fin estaba claro, contentar a los grandes magnates judíos.

Después vendría la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar esta, la recién creada Organización de Naciones Unidas, que sucedió a la Sociedad de Naciones, acordó en 1948 el dividir la zona, que había sido abandonada por los ingleses ya al no serle de interés, en dos, una para los judíos y otras para los árabes. En principio seguían un principio de concordancia justa para ambos. A partir de aquí ya no era políticamente correcto utilizar la expresión judío o hebreo, sino israelíes.

Aquí llegó el primer problema, ya que el pueblo palestino veía como su país era dividido en dos.

El segundo problema fue cuando en mayo de 1948 Israel declaró su independencia.

Ese mismo año, tuvo lugar la primera de las guerras entre árabes e israelíes, que acabó con más territorio para los judíos y con la Franja de Gaza controlada por los egipcios.

Sea el pueblo elegido o no por Dios, lo cierto y verdad es que le gustaban combatir por el territorio. Así, en 1967, y con la excusa que era de forma preventiva, tuvo lugar la guerra de los seis días, donde Israel atacó Egipto, Siria y Jordania. El resultado de la contienda es que Israel se amplió más tomando Cisjordania y la Franja de Gaza. Una vez más se ampliaba el territorio dado a los semitas. La comunidad internacional miraba a otro lado. Los pobres que habían sufrido el holocausto no merecían ser reprendidos, pensaban.

Los egipcios no pudieron hacer nada, salvo firmar en 1978 la paz con los judíos en los Acuerdos de Camp Davis. Sí, los americanos ya estaban en el ajo desde el principio.

Uno de los puntos de esos acuerdos era, además de asegurar la soberanía de Israel, el restringir a los palestinos el acceso al espacio económico y político de los judíos, lo que dio lugar a la famosa guerra de las piedras o primera intifada, donde el pueblo Palestino luchaba contra esa resolución, ya que en ningún momento fue preguntado. Ya sabéis que hubo hasta tres intifadas, y en todas los israelíes se «defendían» de esas piedras con balas.

Y llegamos hasta nuestros días, aunque hay que decir que Israel ya había bombardeado años atrás territorios civiles, entre ello hospitales; como por ejemplo en 2014, y ahora, siendo denunciados por la misma OMS (Organización Mundial de la Salud) al asegurar la institución sanitaria que Israel ha bombardeado hasta con las de 250 ataques a hospitales, ambulancias o clínicas en Gaza o Cisjordania, y si, otra vez la comunidad internacional mira hacia otro lado.

Hace unos meses, veíamos atónitos como un grupo de militares armados de Hamás invadían suelo israelí, mataban a cientos y secuestraban a un millar de ciudadanos hebreos. Y yo, desde casa, me tengo que creer que una potencia como Israel, con apoyo americano y europeo, no haya visto como se adentraban en su territorio hasta que ya era tarde.

El resto lo conocéis, Israel rápidamente y con la justificación de liberar a los rehenes, aunque hay algo de venganza también, invade la franja de Gaza sitiándola de todo suministro.

Mientras estamos en nuestro sofá, los gazatíes no tienen, en el mejor de los casos, una sola comida al día… niños, mujeres, ancianos, hombres están siendo masacrados de hambre en ese sitio.

La imagen de niños famélicos inundan los noticieros del mundo, pero el mismo mundo sigue mirando a otro lado. No les interesa.

Si en las intifadas se defendían con piedras y palos ante fusiles y carros de combate, hoy solo pueden abrir el paraguas para resguardarse de la lluvia de misiles que no paran de caerles en sus cabezas. Pienso en el cuadro que Picasso expuso en su día en la Exposición Internacional de París en 1937 para denunciar el bombardeo de la aviación fascista ante ciudadanos españoles y no paro de imaginarme que estarán sufriendo esos padres en Gaza.

Volviendo a la introducción del artículo, me alegro de que los países dejen de mirar a otro lado y se involucren. Si no se aúnan esfuerzos por la paz siendo justos y ecuánimes, este problema seguirá existiendo durante años.