Vivir del miedo, el gran chollo de una sociedad al borde del precipicio económico

Escrito el 10/11/2021
Redacción

 Artículo publicado en el número 1 de tuDesayuno, diciembre de 2021. 

«Hay que mirar las cosas para la Navidad, que están empezando a escasear» me sorprendía mi abuela durante la comida. Acabábamos de comenzar noviembre, y en el telediario —da igual la cadena, en todas la misma cantinela— el cuento: escasez y desabastecimiento.

Hubo un tiempo en que dedicaba gran parte de mi tiempo a combatir los bulos, actividad que cada vez consumía mayores energías y porciones de mis días. Cesé cuando, incluso por encima fuentes y datos oficiales, demostrables, me di cuenta de que la gente prefiere creer lo que le llega por WhatsApp.

Así que, aunque me sorprendió que mi abuela hiciera tal afirmación, no podía sorprenderme en absoluto de lo lejos que ha llegado la estrategia del miedo para que la maquinaria, tan afectada por el COVID, siga en marcha.

No hay más que ver las noticias de este último año para atestiguar un claro patrón que bien pudiera ser premonitorio de, por ejemplo, el fin del mundo. Hablando de esto, ni siquiera los más aviesos profetas hubieran elegido mejor cadena de acontecimientos para desatar la histeria colectiva entre la población. Una histeria medida, calculada, lo suficiente para que a la masa no se le vaya la pinza por completo y comiencen los disturbios y los saqueos.

Es preferible operar según las leyes del mercado, para que de esta manera sea este el que salga fortalecido: a mayor demanda, mayores precios.
Dicho y hecho: llegan las oleadas de okupas para echar a viejecitas a la calle, faltan miles de camioneros, estibadores e incluso camareros, la luz, que después de darnos el año de nuestra vida amenaza con dejarnos a oscuras, y en medio de todo esto, la llegada de la Navidad.

Desabastecimiento. Ese será durante una temporada el ícono sagrado de muchos medios de comunicación. Comenzaron por los chips, siguieron por las bebidas alcohólicas, ahora tocan los juguetes. Ninguno de ellos supone siquiera una molestia en nuestra vida cotidiana, pero marcan un patrón que las noticias repiten machaconamente con adjetivos grandilocuentes e insidiosos. Dejemos a un lado el hecho de que los informativos se han convertido en opinativos y que flaco favor se está haciendo al pensamiento crítico para centrarnos en que, como ametralladoras del miedo, nos fusilan en cada ocasión con un doble propósito: vender minutos de share las cadenas, y vender el salchichón a un 300% de su precio.

Es el mercado, amigo, y nosotros hace mucho que dejamos de ser solo consumidores. Hay que aprovechar que el IPC está en 5,5% para aumentar la cuenta corriente del 1%.