¿Se vuelve La Rinconada una ciudad más sucia? Contenedores, reciclaje y calles

Escrito el 18/02/2022
Redacción

Pudiera parecer que la suciedad en la calle es algo inherente a la actividad humana en la urbe.

Pudiera parecer, además, que la falta de papeleras o contenedores hace más o menos limpia a una ciudad. Para un ejemplo extremo, podemos citar cualquier ciudad de Japón, un país en el que no hay papeleras en las calles y que sorprende a los turistas por su extrema limpieza.

No obstante, y volviendo a casa, no es que nos falten papeleras o contenedores. Según datos de Ecoembes del pasado 2020, en nuestra ciudad existen 281 contenedores amarillos y 112 azules (cartón). No existen datos de los contenedores de residuos orgánicos, un servicio prestado, a través de Mancomunidad, por Ferrovial. No obstante, podemos apreciar cómo resultan insuficientes, a tenor de algunos datos y observaciones. Cada rinconero genera 483,7 kilogramos de residuos cada año, de los cuales 380 fueron residuos mezclados. Además, de aquellos residuos seleccionados para reciclar —envases (12,2 kg/persona/año) y cartón (7,2 kg)— más del 30% fueron residuos depositados incorrectamente en el contenedor.

Estado de un parque tras un fin de semana | Redes sociales

Este porcentaje se suma a la basura callejera invisible: colillas, chicles incrustados en el suelo, restos de cartelería. La suciedad se hace visible cuando, los fines de semana se consume en la vía pública y aparecen, en la práctica totalidad de parques y plazas los restos de las cenas rápidas de grupos de personas. También en el uso creativo que se da a las papeleras, rebosantes de bolsas de basura destinada a los contenedores. Un problema que los sociólogos achacan a una falta de conciencia ciudadana, de individualismo sobrado, en el que la comodidad del momento es más importante que la convivencia común. «La basura en la calle comienza en la cabeza» apuntan, haciendo bueno aquello de que no es más limpio quien más ensucia, sino quien menos mancha.

El exceso de suciedad en las calles, además, crea estereotipos. Un estudio, publicado en la revista Science, sugiere que los ambientes desordenados provocan que la gente clasifique conceptos «a toda prisa» en su mente, lo que suele conducir a la creación de estereotipos. Diederik Stapel y Siegwart Lindenberg, investigadores de la Universidad de Tilburgo y autores principales del estudio, han demostrado este efecto con dos experimentos de campo y tres estudios de laboratorio.

Los investigadores pidieron a cuarenta viajeros durante una huelga de limpieza en una estación de tren que, mientras la basura estaba esparcida por el suelo, se sentasen en cualquier lugar de una fila de asientos y completasen una encuesta sobre estereotipos. «El primer asiento de la fila estaba ocupado por una persona de otra raza», explica la investigación.

Los científicos repitieron este “ejercicio” al día siguiente, una vez que se había limpiado la estación de tren, y averiguaron que los viajeros optaban por sentarse más lejos de la persona del primer asiento cuando la estación estaba desordenada que cuando estaba limpia.

Después de esta observación, Stapel y Lindenberg salieron a la calle y sondearon a cuarenta y siete transeúntes acerca de sus estereotipos. «Durante la primera ronda de estas entrevistas, se retiraron baldosas de la acera, se aparcó un coche en la acera y se dejó una bicicleta en la calle. El segundo día se limpió la calle para que estuviera limpia y ordenada», apunta el estudio.

Stapel y Lindenberg averiguaron que los transeúntes discriminaban más a los demás y decidían donar menos a un fondo de «dinero para minorías» cuando se les entrevistaba en una calle sucia que cuando la entrevista era en una vía más limpia.

Por último, los investigadores realizaron una serie de experimentos de laboratorio para confirmar estos resultados. Para ello, mostraron a un grupo de voluntarios imágenes, símbolos y palabras con los que pretendían evocan sentimientos de orden, desorden o neutralidad.

También se encuestó a estos voluntarios para evaluar las necesidades individuales de estructura en sus vidas y se evaluaron los estereotipos con la misma encuesta utilizada en los experimentos de campo.

«El mensaje a los responsables políticos es claro: evitar que los barrios caigan en el desorden —así como invertir en la reparación y renovación— podría ayudar a combatir los estereotipos y la discriminación en la sociedad», apunta el trabajo.