¿Qué pasó en el mitin de Pedro Sánchez en La Rinconada? Una lectura y algunos datos

Escrito el 01/10/2023
Gorka Fernández

TuPeriódico, por regla general, no se hace eco de mítines y encuentros partidistas —excepto cuando en ellos se realiza algún anuncio de interés general o suceden hechos noticiosos—. Consideramos que difundir el acto de un partido es contrario a nuestra labor de fiscalización, al mismo tiempo que nos obliga a difundir el del resto de partidos, sean éstos cuales sean. Como ustedes bien saben, TuPeriódico es independiente, veraz y plural, pero no neutral ni equidistante. Y si podemos afirmar algo, es que somos progresistas y luchamos, mediante la información y la generación de debate, contra el fascismo.

Esto se puede apreciar claramente en algunos de los artículos de opinión que he firmado en Tramas de celulosa. En el resto de las noticias, intentamos ser pulcros y dejar nuestras opiniones fuera del cuerpo informativo. Así, siendo rigurosos, y no de otra forma, es como este modesto periódico pasó de ser local a provincial, cosechando las cifras de audiencia que tenemos hoy en día. En una palabra: confianza.

En esa confianza, y el trabajo por ser plurales —como enuncian nuestros principios— ofrecemos a casi todos los partidos un espacio para que expresen su punto de vista. ¿Las reglas? Respeto y veracidad. No ponemos ningún otro límite que no sea el de no insultar la inteligencia de nuestros lectores con posverdades, artefactos y filibusterismos.

Esta tábula rasa, evidentemente, choca frontalmente con la intención y modo de funcionamiento de algunos partidos que, más acostumbrados a la algarada que al parlamento (razón primera de que ni siquiera hayan recibido esta invitación), operan en lo que hemos denominado «márgenes de la realidad».

En estas estamos cuando ayer comenzamos a recibir rumores de que en el acto del PSOE —mitin de Pedro Sánchez, Juan Espadas, María Jesús Montero y el alcalde de La Rinconada y presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández— se había expulsado a personas por portar banderas de España. Hoy, una vecina de Rinconada, Rosario, según se identifica en su audio a nuestro whastapp, nos indica que fue una de las personas que fue expulsada, junto con otros, del acto. En el mismo audio, nos pregunta de qué partido somos, y si estaríamos interesados en publicar lo que, en su opinión, fue una expulsión violenta que tendrían documentada en vídeo. Le pedimos que nos envíe dicho video por cualquiera de los medios que tenemos a disposición del público. Los vídeos que nos envían son los siguientes:

Video en el que se aprecia cómo un miembro de la seguridad acompaña a un hombre hasta la salida, con su brazo por la espalda. También se escuchan improperios y provocaciones a los miembros de seguridad y al Presidente del Gobierno
Vídeo en el que se aprecia cómo otro miembro de seguridad acompaña a otro hombre hasta la salida. En el vídeo se escucha que el personal de seguridad acompaña a la persona por «causar altercados».

Ambos vídeos son acompañados por una captura de móvil de una noticia de OKDiario, escrita por Borja Jiménez, y un tuit de Eduardo Inda (director del mismo diario digital). Sin entrar en primeras valoraciones sobre el contenido o su procedencia, en el equipo ya arqueamos una ceja al reconocer entre los expulsados del acto a varias personas vinculadas a VOX La Rinconada. Por ejemplo, en el primer video se puede ver a unos de los muñidores de la formación de ultraderecha, el mismo que, en varios plenos del ayuntamiento de La Rinconada, se ha hecho notar con portazos y malas maneras. Esta persona y otras que aparecen en el vídeo son las mismas que aparecen en fotografías oficiales del partido en la parte organizadora de mesas, mítines y colgado de carteles durante las elecciones.

No obstante, más allá de su pertenencia política, revisamos la pieza firmada por Borja Jiménez, alguien conocido por participar activamente en las guerras mediáticas de la derecha, infiltrarse en otros medios y provocar altercados (y ésto, puedo afirmarlo en primera persona, pues he sido testigo de ello) en manifestaciones políticas y de movimientos sociales para venderlas noticiosamente como agresiones o expulsiones por parte de equipos de seguridad tras increpar a los asistentes. La pieza de la que hablamos comienza en sus subtítulos directamente con mentiras.

La primera de ellas, y que coincide con las declaraciones de las personas expulsadas, es que el personal de seguridad (en la pieza dice «personal del PSOE», sin que haya sido contrastado que pertenecen al partido o son una empresa de seguridad contratada) ha expulsado a los asistentes que portaban la bandera nacional (así reza el título de la noticia). No a unos asistentes que portaban la bandera nacional e increpaban, sino, según la noticia, que «nos han echado por el simple hecho de llevar banderas de España». Un simple visionado a cualquier punto del video del mitin, donde se realice un plano general, nos permite comprobar cómo numerosas banderas nacionales ondean entre el público, junto con banderas andaluzas, de los colectivos gay y trans, y banderas propias del partido socialista. Es decir, no se ha expulsado a los asistentes que porten la bandera nacional, sino a algunos. Cabe preguntarse la razón, entonces.

La segunda mentira se refiere a que el presidente del Gobierno ha utilizado el Falcon (por el nombre del modelo del fabricante de aviación Dassault del Ejército del Aire utilizado por autoridades para sus desplazamientos oficiales, entre ellos miembros del Gobierno o de la Casa Real) para acudir al mitin de La Rinconada. Un vistazo rápido a la agenda pública del presidente para el día en cuestión permite verificar que se acudió a la inauguración y visita de la planta termosolar de la fábrica de Heineken España, en Sevilla. La inauguración de esta planta ha contado con una ayuda de 13,3 millones de euros del IDAE y es la más grande de Europa. En otras palabras, era obligada la presencia del presidente en este acto. Podríamos hablar entonces de que el PSOE aprovechó la presencia de Sánchez en Sevilla para hacer el mitin en el nuevo bastión sustitutivo de Dos Hermanas, pero no que el presidente realizase el viaje para hacer el mitin. Según datos de Falcon Despega, el trayecto costó 591 euros en combustible y emitió 2,9 tonedadas de CO2.

Podemos comprender el estado anímico de los expulsados del mitin del PSOE, pero no creemos que sea coincidencia que A) sean integrantes activos de VOX La Rinconada B) un periodista conocido por generar anti-noticias de corte político, normalmente mediante artificios, esté presente en el mitin y C) se nos pregunte a qué partido pertenecemos.

Esta tripla de «coincidencias» nos hace ver un patrón de actuación política con base a la expulsión de un acto de carácter privado. El recinto estaba alquilado por el PSOE, y contaba con seguridad privada, mientras que la Guardia Civil y la Policía Nacional se ocuparon de la seguridad perimetral, y los escoltas de la seguridad personal de las autoridades presentes. En otras palabras, que las personas expulsadas lo fueron no por portar banderas de España, sino por producir altercados en el mismo. Es decir, más llanamente y, según nuestra interpretación de los hechos expuestos, por intentar reventar el acto.

He aquí los datos, y ahora, permítanme, una lectura de este humilde plumilla. La debilidad institucional de VOX, tanto en La Rinconada —donde su concejal incluso vota en sentido contrario al del partido—, como nacionalmente, donde se desangra con escándalos, dimisiones y pérdida de presencia parlamentaria, no puede ser excusa para crear grotescas escenas de vodevil más llamadas a hacer ruido que a una confrontación democrática de las ideas en cuestión.

El dibujo de una realidad alternativa a los hechos, solo puede llevar a la formulación de soluciones igualmente alternativas a la realidad, soluciones que, incluso sobre el papel, tengan carices exclusivistas, cuando no eugénesicos, sobre qué personas deben poder ostentar el poder. Y he aquí que caben muchas clases de poderes: el institucional, el educativo, el cultural, el periodístico. El primero podría ser que los rojos —rememorando aquel punto estatutario del Auxilio Social— somos una mala influencia, incluso para tener y cuidar hijos, cuanto menos para gobernar un país, una autonomía, un pueblo o una comunidad de vecinos. El segundo, el educativo, se ve cuando se intenta implantar un doble sistema de «libertad de cátedra para los míos y un pin parental para los que no piensen como yo». El cultural cuando sólo se aprecian, protegen y fomentan las «raíces y expresiones culturales» que convienen, como puede ser la tauromaquia, la caza u otras, mientras se censura la expresión artística libre o se denuncia bajo el inquisitorio, obsoleto y difuso epígrafe delictivo de «ofensa a los sentimientos religiosos».

Del poder periodístico podríamos hablar largo y tendido, pero creemos que el panorama mediático habla por sí mismo. Como colofón de este punto, solo puedo decir que, ni este plumilla ni este periódico van a participar de la bacanal de tergiversación de la realidad que se está dando.

Para cerrar, una reflexión, a mi modo de entender, necesaria en todo este asunto: la crítica, en democracia, es necesaria y los que ostentan el poder la deben comprender y aceptar como inherente a su cargo. Esa crítica, por tanto, es la sana expresión de un país democrático donde las ideas y diferentes visiones de cómo debe ser o conducirse un colectivo, una gente, un pueblo, son debatidas y confrontadas mediante el diálogo.

Las reglas en democracia, sin estar escritas, son bastante claras: tolerancia ante la diversidad de opiniones como expresión de esa misma diversidad de gente, y respeto a que otro piense diferente. Estas reglas, que parecen claras, sencillas de entender y seguir, están siendo rotas, pervertidas, arrastradas por el suelo y vapuleadas por quien pretende que todas las piezas del puzle sean exactamente las mismas, y que además sean las que mejor se acomoden a su modo de ver la vida.

No deja de ser curioso que este mismo pensamiento, y la justificación de los actos, sean los mismos que los que podemos encontrar en el berrinche de un infante: lo quiero porque es mío, y es mío porque lo quiero; y si no es mío, no es de nadie y cabe destruirlo. Pensemos si eso no es lo que se hace con la bandera, con el país, con las mujeres, con el dinero de todos y, mucho más grave, con la idea de lo que este país es, y debe ser.